Hoy quiero celebrar lo cotidiano, el regalo de la vida diaria, el aire, el agua, el sol, la gente a mi lado.
Decido maravillarme de las extraordinarias cosas que pasan cada minuto ante los ojos de aquellos que desean verlas.
Que triste resulta mirar la vida con ojos de rutina y avanzar por ella como quien lleva una carga. Hoy decido asombrarme de la pequeñez y saborear los minutos sean dulces o amargos.
Hoy decido dejar de buscar las edulcoradas versiones de vida y éxito que el mundo ofrece y celebrar la vida que he recibido, la vida que Dios me ha regalado... hoy.
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