No te llamaré más “dios”. Es una palabra carente de sentido, vacía, sobreexplotada hasta dejarla seca.
No te llamaré “amor”. Los humanos hacemos demasiadas conjeturas sobre lo que significa y no quiero dejar lugar a dudas.
No te llamaré “eterno”, al menos no con la connotación de vida después de la vida que me han querido vender.
Te llamaré amigo, compañero, padre y madre; hermano y hermana; esposa e hija; porque ahí he vivido tu presencia y te has mostrado.
Te llamaré a voces y en silencio, justo como tú me llamas.
por: Miguel Quintero
Twitter: Owiruame
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