martes, 17 de noviembre de 2015

sol

Alrededor de la mesa de la bóveda celeste se encontraron.  Eran todos y eran uno. Dioses sol brillando sobre los buenos y los malos del mundo, sobre pobres y ricos, hombres y mujeres... sobre cada alma de la tierra.

Llegó Helios con su carro de fuego tirado por cuatro caballos.

Llegó Ra navegando por la vía láctea en su barca solar.

Desde Cuzco subió Inti, cubierto de flores y ramas.

Con el brío de la guerra llegó Tonatiuh seguido de quetzales y colibríes.

Perseguida por Sköll llegó Sigel, hija de Mundilfari y Glaur.  Sigel, la única que sabía que incluso los dioses son mortales.

¡Ay de los dioses que se creen eternos! En ellos hemos puesto nuestra esperanza y sin embargo, algún día después de millones de años, incluso el sol se apagará.

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