No.
Ni el cielo se está cayendo ni Dios está llorando.
No es llanto la lluvia, es canto.
Un canto viejo, de hace mucho tiempo, cuando los cerros eran verdes y los arroyos tenían voz.
Voz.
Voz de agua y viento que llega a tu ventana.
Voz de trueno que celebra la vida.
Una vida que que ahora es historia, recuerdo vago en la mente de los viejos y sin embargo se hace presente... o tal vez no.
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