Toda rectitud, con cinta y balanza en mano avanzabas por la vida. Nada fuera de orden, peso y medida quedaba a tu paso.
¿Quién ha cegado tu criterio? ¿Quién ha adulterado tu medida?
He llegado a desconocer las palabras en tu boca.
Confiaba en tu exacto juicio. Ya no.
Algún día la pesa falsa y la medida engañosa se volverán a ti. Algún día anhelarás la vara y la balanza que abandonaste en el camino.
(a mi vecina)
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